Jodhpur, la ciudad azul de la India en 3 días

Que bonito recuerdos tengo de Jodhpur, la ciudad azul de la India. Este lugar me acogió durante tres días en mi trayecto de un mes por el Rajasthan y descubrí gente maravillosa. Me perdí sola por sus callejones, conocí gente local súper amable y me enamoré de su precioso color. Esta ciudad está en los primeros puestos de mi ranking sobre la India y ahora puede que entiendas el porqué. 

La fotogénica Jodphur fue fundada en el año 1459 por el Rajput Rao Jodha de los clan Rathore y tuvo gran auge por encontrarse en la ruta comercial entre Delhi y Gujarat. Las casas azules son porque antiguamente las casas de los brahmanes se pintaban de ese color, posteriormente el resto del pueblo se unió.

Ese día hacía muchísimo calor y el tiempo de viaje en la India se empezaba a notar. Siempre estoy muy activa, con ganas de conocer todos los rincones, probar todos los sabores y unirme a todos los saraos que se me crucen por el camino, pero ese día me pesaba el cuerpo y la maleta. El tener una lucha constante con los hindús, estar casi sin comer porque todo picaba, estar pendiente del tráfico y no estar en un entorno confortable, estaba acabando mis fuerzas. Todavía me quedaba mucho tiempo de viaje y este cuerpo serrano se tenía que acostumbrar al ritmo si o si. 

Lo primero que hicimos nada más llegar fue buscar un alojamiento y  descargar las mochilas en las habitaciones. Nuestro alojamiento (Cosy Guest House) quedaba en una buena zona pero aquello parecía un laberinto. Teníamos que estar muy atentos para no perdernos por los callejones. Guardé en mi memoria varios puntos de referencia para no perdernos, porque si es por ellos … acabo en Chipude. Buscamos un lugar económico para quedarnos y las habitaciones eran fantásticas. Tenían aire acondicionado (aunque por la noche lo quitaba siempre para no morir de hipotermia) y tenían una decoración muy a mi estilo. 

Metiéndoles presión como todos los días del viaje, los arrastre hasta el Fuerte de Mehrangarh (horario: 9:00 – 17:00h). Perdiéndonos por las callejuelas de nuestro hotel llegamos sin problemas, aunque al principio estábamos más desorientados que un cerdo en un garaje. 

Ellos muy en su linea, decidieron no entrar dentro del fuerte, pero yo no me lo iba a perder por nada del mundo. ¿Había hecho miles de km para quedarme a verlo por fuera? Ni loca! Compre mi entrada que si no recuerdo mal fueron unos 250 INR y me dieron una audioguía en español. Como en todos los sitios de la India, está prohibido el trípode para la cámara, así que se lo dejé a un hombre que había en una ventanilla. Tenía claro que me lo iba a tomar con calma y que si ellos querían esperar, que esperasen y si no, que regresaran al hotel. Se tarda alrededor de 2 horas en hacer la visita. 

Este viaje lo había planeado con mucho cariño y amor desde el principio, y no iba a venir nadie a fastidiármelo. ¿Quieres unirte a mi ruta? pues harás la que tengo planeada (encima no habían buscado nada de información).

El grandioso y precioso fuerte de Mehrangarh se encuentra en lo que llaman la “montaña de las aves” a más de 100 metros de altura.

Cuando Jodha quiso hacer el fuerte tuvo que echar a un ermitaño que habitaba en la montaña. Esto provocó un enfado enorme en el ermitaño y echó una maldición sobre el fuerte, la maldición era que a Jodhpur le precedería sequías. Jodha, por si acaso, le construyo una casa al ermitaño y así dejarse de rollos con las sequías. 

Algo que no te puedes perder son las vistas de la ciudad desde las afueras del fuerte, son impresionantes. 

Cuando salí del fuerte fuimos a conocer el mercado de Sardar, un auténtico caos. Un lugar lleno de gente, de escombros, de puestos callejeros, de perros, de vacas y de todo lo que te puedas imaginar. Este mercado rodea la torre del reloj, una figura muy importante en la ciudad desde el año 1910.

A medida que fuimos adentrándonos al mercado, todas las miradas se centraron en nosotros, no podíamos pasar desapercibidos. Muy en mi linea me desvincule de los chicos (se sentaban y se paraban a coger aire todo el rato) y me fui caminando a mi bola. No paraba de sonreírle a la gente, tenia la sonrisa pegada en la cara, quería demostrarles que estaba contenta de estar allí, de que me hubieran aceptado en ese entorno tan de ellos (no vimos turistas en este mercado). En todos los puestos me paraba y les decía un hello! Ellos me contestaban con la misma intensidad y eso me hacia sentirme muy viva. Estaba viviendo una experiencia maravillosa en la otra parte del mundo, donde las sonrisas hablan por si solas sin necesidad de palabras ni gestos. Los varones no son muy amistosos, casi nunca sonríen y son muy serios con las mujeres. Todos sabemos que en la India existe mucho machismo y he de decir que lo noté en varias ocasiones.

Quitando mi experiencia con el conductor que te la cuento en el post de mi experiencia en la India, no me había vuelto a pasar, pero mientras me recorría el mercado sentía algún que otro desprecio en las miradas. Notaba que lo hacían como si fuera un ser inferior, pero yo con mi sonrisa les demostraba que estaba mucho más por encima que ellos, indirectamente les estaba diciendo que estaba muy orgullosa de ser mujer, de ser independiente y de tener la vida y vivirla como la había vivido hasta ahora. También encontré gente maravillosa que me atendía con cariño y que le ponía mucho empeño en que me sintiera bien viendo su puestito. Las mujeres turistas que viajan solas no están muy bien miradas, pero como siempre, a mi eso me soplaba el dedo gordo del pie. ¿Iba a dejar que eso me afectara? ¿quieres saber que me paso por ir sola en uno de los tramos de mi viaje? Te lo cuento en el post de mi experiencia en la India.

Me recorrí el mercado de cabo a rabo y volví a encontrar a los chicos. Entramos en la zona de las especias, ese lugar que tanto me recordó al mercado de las especias en Turquía.

Después de unas horas y ya cansados, salimos por la calle de Naik Sardar, una calle llena de “pubs” (2 garitos mal puestos) y puestos callejeros. 

Por la noche nos quedamos por la zona para cenar y comprar fruta para llevarla a la habitación. 

Amanece un nuevo día y había acordado con mi amiga irnos a tirar desde una tirolina. Al principio estaba media indecisa porque como andaba medio medio con el novio (todavía sigo sin entender porque se me acoplo el novio siendo un viaje de amigas), pero él se quedo en la habitación y ella se vino. Cogimos un tuk tuk para que nos llevaran hasta Fliying Fox Zipline Tour porque desde donde estábamos teníamos que caminar muchísmo.

Fliying Fox Zipline Tour es un circuito de 6 tirolinas que cruzan el Fuerte de Megarah y las vistas de allí son espectaculares. Las tirolinas en sí, son tirolinas, pero con el pedazo de paisaje que teníamos a nuestras espaldas y piés, las hacían las mejores tirolinas del mundo. La actividad duró alrededor de una hora y pagamos por ella unos 25€ cada una. Nosotras lo contratamos allí directamente, sin ningún tipo de reserva. Les dejo la página oficial por si no son tan aventureros y prefieren traerlo cerrado desde casa. También les dejo mi video de la India donde hay varios minutos dedicados a esta actividad.

Al regresar los chicos decidieron quedarse en la habitación para refrescarse un poco, pero yo no podía quedarme en el hotel con lo que había visto. Con mi típica frase de “a la noche nos vemos”, comencé mi andadura por Jodhpur, la ciudad azul de la India. No tengo miedo a vagar sola por la calles, al contrario, me aborda mucho la curiosidad. Me gusta sentarme en un muro y observar sus costumbres, que son totalmente diferentes a la nuestras. 

Mi primera toma de contacto sola con la ciudad fue un puesto callejero que quedaba justo debajo de nuestro hostel. Había un hombre mayor con cara de bonachón sentado en la entrada y unas mujeres frente a él con sus preciosos sarees.

Me pare a fotografiarlos porque estaban todos guapísimos. Con sus sonrisas me invitaron a sentarme con ellos un rato y evidentemente así lo hice. No sabían nada de inglés pero me tocaban el pelo y me decían que era muy guapa, ¿guapa yo? ¡guapa ellas! Entre signos y risas pasamos unos minutos agradables. ¿Te vas imaginando por qué es Jodhpur, la ciudad azul de la India?

Iba buscando puntos de interés para conocer, para fotografiar y para guardarlos para siempre tanto en mi corazón como en mi retina.

Me cruce en una calle con dos niños muy graciosos que solo querían sacarse fotos conmigo (no están acostumbrados a pegarse tanto a una mujer) me decían que parecía hindú jaja. La verdad es que en varias ocasiones durante mi viaje me dijeron lo mismo. Pelo negro rizado,  tez morena y ojos marrones ¿Crees que doy el pego?

Durante mi paseo por la ciudad me topé con Toorji Ka Jhalra, uno de los estanques escalonados de Jodhpur. Con los 45 grados que hacía estaba como para darse un bañito, pero si me metía ahí me salían tres cabezas fijo.

Encontré tantas cosas bonitas durante mi camino, que solo le puedo dar las gracias Jodhpur por lo que me hizo sentir con su gama de colores azulados. Miraras por donde miraras las calles tenían un encanto especial. 

Algo que tienes que hacer en Jodhpur es callejear, perderte por sus rincones y descubrir lugares con un encanto especial. 

En una de las calles me crucé con unos niños jugando al futbol. Cuando me vieron se quedaron completamente extrañados. Después de pasarles la pelota varias veces ya se hicieron mis amigos y me pedían fotos para verse en la pantalla de la cámara. Una pena que allí no tuviera la cámara instantánea, me habría encantado darles las fotos. Ahora voy repartiendo fotos por el mundo y ¡como disfruto haciéndolo1, las caras de felicidad son lo más. 

Callejeando llegué hasta Jaswant Thada, un conjunto de cenotafios reales (horario: 9:00 – 17:00 h) . Este mausoleo es conocido con el Tan Mahal de Jodphur y bueno, es muy bonito pero es imposible compararlo con el Taj Mahal.

Después de estar todo el día recorriendo las maravillosas calles azules de Jodhpur, regresé al hostel para irnos a cenar por ahí.

Después de cenar dimos una vuelta por la plaza del reloj, aunque no es aconsejable salir de noche, este lugar tiene bastante movimiento y es seguro. Las mujeres que viajan solas no es conveniente que estén a altas horas de la noche en la calle, te lo dice una que estuvo varias veces vagando por las calles de la India. 

Algo que no debes perderte es comer en una terraza con vistas a la ciudad. Es increíble ver el horizonte teñido de azul bajo la atenta mirada del fuerte. Desde las azotea de los restaurantes Indique, Jhankar Choti Haveli se obtiene buenas vistas. Posiblemente hayan otros que no conozca, porque cuando viajé a la India no era de mirar blogs, ni de estudiar mucho los lugares a los que iba, pero esos me los recomendaron bastante los locales de la ciudad. ¿Qué mejor guía que los locales? Eso sí, siempre le preguntaba a las mujeres, pocas veces pregunte a hombres. 

Recomendación: Aunque haga muchísimo calor, si eres mujer, es recomendable por no decir casi obligado que lleves pantalón largo, traje largo o falda larga. Evita llevar pantalones que marquen mucho el cuerpo porque no están acostumbrados a ver a las mujeres así y puede que en el algún momento llegues a tener problemas. Aunque ellas lleven “tops” llamados cholis y vayan enseñando la barriga, es parte de su vestimenta, con esto quiero decir que no es aconsejable llevar top, ellos no lo ven igual. El significado de nuestros tops o de llevar cholis solos para ellos, es como si fuésemos en ropa interior. En el post de 21 curiosidades sobre la India te cuento cositas que te ayudarán para entenderlos un poco más. 

¿Te apetece ver mis dos videos de la India? pincha aquí

 

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